Leemos en el New York Times una noticia relativa a Facebook, en relación a su polémico programa de alerta y detección de amenazas de suicidio. Esta red social ha desarrollado un sistema de reconocimiento de patrones para calificar automáticamente ciertas publicaciones y comentarios de los usuarios con respecto a la probabilidad de pensamientos suicidas. El sistema escala automáticamente las publicaciones de alta puntuación, que son enviadas a revisores especialmente formados en la prevención. Después de que varias personas transmitieran sus suicidios en vivo a través de Facebook Live a principios de 2017, esta plataforma ha incrementado su esfuerzo para ayudar a las autoridades a localizar y detener a personas que estaban en riesgo inminente de hacerse daño. Facebook tiene algoritmos informáticos que analizan las publicaciones, los comentarios y los videos de los usuarios en los Estados Unidos y otros países para detectar indicios de riesgo inmediato de suicidio. Cuando una publicación está marcada por la tecnología o por un usuario interesado, pasa a los revisores humanos de la empresa, que están facultados para llamar a la policía local. No obstante, algunos expertos en salud mental denuncian que las llamadas de Facebook a la policía también podrían causar daños, como precipitar sin querer el suicidio u obligar a las personas no suicidas a someterse a evaluaciones psiquiátricas innecesarias. Además, alertan de que no está claro si el enfoque de la compañía es preciso, efectivo o seguro, ni se conoce con exactitud cómo deciden sus revisores si se debe llamar al personal de emergencia. Según los críticos, Facebook ha asumido la autoridad de una agencia de salud pública al tiempo que protege su proceso como si fuera un secreto corporativo. Sin duda, Facebook puede ser una herramienta novedosa e importante en la prevención del suicidio, pero debe mejorar el sistema para identificar las señales de advertencia, ya que en muchos casos sus avisos no evitaron un desenlace fatal al no llegar a tiempo.